27 de agosto de 2012

Todo, nada

No sé que estoy haciendo sola en este parque. A lo mejor necesitaba ver cómo es todo después de la tormenta. Ver este parque en calma, vacío, sereno, como si ayer no hubiera habido nadie. Como si no hubiera habido besos, risas, peleas, lágrimas. Como si toda la gente que ayer estuvo de fiesta no hubiera existido nunca.
Esto me hace pensar que algún día mi vida volverá a la normalidad. No sé cuando, pero espero que no pase mucho tiempo.
Y aquí estoy, sentada en un banco escribiendo en el móvil lo que debería decirte a la cara. Y no lo haré nunca, porque soy una cobarde. Porque me importa lo que piensen los demás, porque me importa lo que pienses tú. Me da miedo que después de decirte lo que siento y derrumbarme, te de igual y actúes como hasta ahora.. Y eso es algo que no puedo permitirme, porque estaré toda la vida odiándome porque me hayas visto destrozada para nada.
Antes de empezar lo tenía claro, pero he releído lo que llevo escrito unas cuatro veces y me he dado cuenta que ya no sé a quien estoy escribiendo, he decepcionado a demasiada gente.
Siempre acabo pensando "no lo entiendo, no soy tan horrible". Pero no es que los demás me vean horrible, es que yo no me acerco a nadie por miedo a que se den cuenta de lo horrible que soy o que creo ser.
Me va bien con esa imagen de incomprendida a la que nadie entiende ni quiere entender. ¿Sabes por qué? Porque así nadie me hace daño. Porque así yo decido cuando y porque sufro o río. Así no dependo de nadie.
Pero es una vida de mierda, porque tengo pocas personas con las que con una mirada lo diga todo, que si las llamo, me consolarán como puedan.
Creo que todo esto empezó cuando ella se fue. Porque cuando pierdes a alguien crees que nadie sufre como tú, que nadie entenderá por lo que estás pasando. Y por eso estoy aquí, como cuando me dieron la noticia, en el mismo banco, pero con unas cuantas noches llorando de más.
No sé si los demás lloran o no por las noches, pero yo sigo haciéndolo. Porque la echo de menos, porque me hace falta a cada paso que doy, porque todavía me duele cada vez que la nombran, porque sigo enfadada conmigo misma por no haber hecho nada para evitarlo, porque todavía no sé como habría podido solucionarlo. Y a lo mejor es lo que más me jode de todo, que fue algo que no tuve controlado, que se me escapó de las manos sin poder evitarlo. Que yo no tenía el poder para dar marcha atrás.
Y pasé de ser una niña caprichosa que siempre tiene lo que quiere a darme cuenta de que no todo es perfecto, que el mundo te dará todas las hostias que quiera. Y ahora sigo siendo una niña caprichosa, pero ya no pido muñecas, ahora pido abrazos, besos, quiero que estés cuando te quiera a mi lado, pero que sepas cuando quiero que me dejes sola, te quiero y no te quiero. Te hago caso hasta que dejas de hacérmelo tú. No daré nada sino recibo nada a cambio. Yo no soy la que iré a buscarte, ni te llamaré ni te hablaré primero, porque me sentiré  muy decepcionada si no recibo la respuesta que espero. Porque si no controlo todo lo que pasa, no soy yo.
Y no lo he hablado con nadie. Porque no sé como llegas a alguien y le dices "necesito hablar". Porque ya sé lo que me van a decir, que ya han pasado más de dos años, que no puedo estar así, que ella no lo querría. Pues eso me importa una mierda, yo no quiero imaginarme lo que ella querría o no querría, yo quiero que esté aquí y me lo diga ella misma.
Y por todo esto sigo aquí, llorando en medio de un parque perdido, donde la poca gente que pasa ni siquiera se da cuenta de que estoy aquí, necesitando que alguien me abrace y me diga que todo va a ir bien, lo que me hace sentir más insignificante todavía.
Y me he ido, dejando a mi madre preocupada porque no sabe a donde voy a las 12 de la mañana con el sol que hace yo sola. Porque no me entiende y no hago nada porque lo haga. Porque salgo corriendo cada vez que intenta dar un paso hacia delante, como cuando te acercas a un gato callejero para darle comida, que huye porque no está acostumbrado.
Y si estoy aquí llorando sola es solo por mi culpa. Por mi puto orgullo, por esa vocecilla que me dice que me merezco mucho más, sin pararme a pensar en lo que se merecen los demás, porque no hago otra cosa que quejarme, que ir en contra del mundo, pero el mundo es mucho más grande, y está pudiendo conmigo, por mis aires de grandeza, porque a veces me creo más de lo que soy y otras veces es al revés.
Por una parte, me encantaría enseñarles esto a mi familia, para que me entiendan un poc, pero jamás lo haría, no sé porque, pero no lo haría.
Vuelvo a leerlo otra vez y me fijo en que ya no le estoy escribiendo a nadie, porque ellos no lo van a leer. Te estoy escribiendo a ti, que estás perdiendo el tiempo leyendo esta tontería. A ti te doy las gracias por prestarme estos minutos de atención y porque contigo he sido más valiente contigo de lo que seré nunca con alguien que conozca.


1 comentario:

  1. Eres grande, pequeña.

    *Y quiero arriesgarme a conocerte.. (¿Has escuchado incendios de nieve, de Love of Lesbian?)

    ResponderEliminar