17 de febrero de 2013

He vuelto a caer


Siempre he creído que la energía de los demás es capaz de alimentarte, de darte fuerzas. No podía estar más equivocada.
He descubierto que es al revés, los demás son capaces de absorber tu energía hasta dejarte agotada, sin hacerlo a propósito, es su naturaleza.
Si estoy bien, alegre, la actitud de los demás, el hecho de que ellos no se sientan así, es capaz de hacerme caer. Quiero ayudar, me duele ver que alguien está hundido y yo no puedo nada, y me siento culpable por ser capaz de sonreír. Para que luego digan por ahí que no tengo corazón.
Ahora vamos a darle la vuelta, a ver qué pasa. Si soy yo la que está mal, los demás ni se inmutan, bailan a mi alrededor con sus sonrisas de “todo es perfecto” y no puedo pararles y decir “eh, yo no, estoy aquí”.

Los días de colores han sido geniales, me he sentido increíble, imparable, infinita. Tanto que me daba miedo. No quería ver como esa felicidad artificial se iba tan rápido como había venido, pero lo ha hecho y ha dejado un panorama desolador.
Para los que no lo sepáis os voy a explicar que es eso de los días de colores, para que os podáis reír de mí a gusto. Todo empezó porque decidimos que el rojo, por una vez, iba a estar para nosotras, y no al revés. Nosotras íbamos a crearlo, a generar esa fuerza que necesitas para llevar las uñas pintadas de rojo. Eso derivó en el juego de los colores. Consiste en escoger un color cada día y sonreír cada vez que lo veas por la calle. Y os juro que con esa tontería ha sido la semana más divertida.

Es domingo por la tarde, y creo que es uno de los motivos de que esté así, pero me siento vacía. No hay nada cómo disfrutar de una “felicidad” efímera para darte cuenta de lo que te estás perdiendo.

Estoy cansada de estar cansada de todo. Durante estos días no tenía ninguna intención de escribir (aparte de a ella) porque cuando estás bien no pierdes el tiempo en contarlo por escrito pero ahora...
No quiero que vuelva esto, no quiero esta apatía. No quiero ver como se escapan los días, todos iguales, porque me da la sensación de perder el tiempo y no me gusta nada. No quiero seguir esperando, porque eso es lo que hago, me paso el día esperando y no pasa nada, no hay ningún cambio, ninguna señal de que esto es pasajero, de que no voy a sentirme así toda la vida. Y es que no puedo explicarlo de otra forma, porque ni yo misma sé como me siento.
No sé porque un día me levanto feliz y luego por la tarde estoy hecha un asco; no sé porque no desaparece ese nudo en la garganta constante; no sé porque no soy capaz de tener más que simples conversaciones de ascensor con los que me rodean; no sé porque he perdido las ganas de todo, y no sé como encontrarlas.

Lo he vuelto a hacer, como siempre. He ido desvariando a medida que pasan los párrafos, pero prometo que me ayuda el caos que creo cada vez que escribo.

Me echo mucho de menos, porque yo antes no era así.

Me estoy perdiendo y me da miedo porque no sé si alguien querrá buscarme.



9 de enero de 2013

Abre los ojos

- Hay gente que necesita estar rodeada de muchas personas y tú no, a ti te molesta que haya mucha gente. Siempre has sido así. Vas a tu aire y el resto te sobramos. Nunca has necesitado a nadie. En casa estás siempre en tu habitación y cuando te apetece ver a los demás, bajas. Y estamos a tu entera disposición, porque somos tu familia, para eso estamos. No puedes pedirle lo mismo a los amigos y mucho menos a los amiguetes. La gente necesita que estés siempre, no que aparezcas cuando a ti te apetece, no les gusta sentirse usados.

+ Si eso ya lo sé, es sólo que...

- ¿Qué qué? ¿Tú quieres cambiar? Hija, aquí eres igual que eres fuera. Cuando estás con los demás, los de la universidad, las del colegio, los que sean, sigues en tu pompa y cuando quieres algo, sales. Y eso está bien, cada uno vive como quiere. Eres tú la que tienes que pensar si así estás bien o quieres que las cosas sean distintas.

+ Es que no es tan simple. Todo el mundo es así.

- ¿Y? ¿Crees que no puedes ser así? Es muy fácil caerle bien a la gente, basta con que sepas averiguar como quieren que seas. Y tendrás millones de amigos. ¿Quieres eso?

+ Pues claro que no. Pero si me dices que la gente solo va a querer estar conmigo si finjo ser como no soy, no me ayudas.

- Ahí ya te estás equivocando. El problema no está en que no le caes bien a la gente, es la gente la que no te cae bien a ti. Y no te estoy diciendo eso, simplemente es más difícil encontrar a personas que vayan a aguantar tus idas y venidas. Mira Carol, os encanta estar la una con la otra porque sois iguales, quedáis cuando os apetece, pero podéis pasar sin veros meses. Y yo sé que te cansa que tu madre te diga: "a ver si sales más" pero ¿quién decide que es lo normal? ¿Por qué está bien salir todos las noches y volver a las 7 de la mañana? Eso no lo decide nadie, tú haz lo que te dé la gana. Hace un tiempo me dijiste "dónde esté un buen libro, que se quiten las conversaciones absurdas" y eso es lo que estás haciendo, sigues buscando. Tu forma de vivir no es mejor ni peor, es más complicada, eso es todo.Y de lo único de lo que tienes que darte cuenta es de si quieres seguir así o no. Es una situación que puedes cambiar cuando quieras. Tú eres así, asúmelo. Si no te gusta, cambia, pero por ti, no por los demás. Si te gusta, sé feliz y que les den al resto.

Así es como me abre los ojos.
Así me demuestra que tengo el mejor padre del mundo.

No hace falta nada más

Los libros son inversiones, no gastos.
Descubres una parte de ti en cada uno de ellos, y eso no se paga.